miércoles, 4 de septiembre de 2024

Estamos todos en peligro

Última entrevista a Pier Paolo Pasolini, pocas horas antes de su asesinato


La siguiente entrevista tuvo lugar el sábado1 de noviembre de 1975, entre las cuatro y las seis de la tarde, pocas horas antes de que Pier Paolo Pasolini fuera asesinado. Al término de la conversación el periodista le preguntó si quería ponerle un título a su entrevista. Él lo pensó un poco, dijo que no tenía importancia, cambió de tema. "He aquí la semilla, el sentido de todo", dijo. "Vos no sabés quién está pensando en matarte ahora. Poné este título, si querés: Estamos todos en peligro" *.

*La entrevista fue realizada por Furio Colombo y publicada una semana después en el periódico La Stampa.

- Pasolini, en tus artículos y en tus escritos diste muchas versiones de lo que detestás. Abriste una lucha, solo, contra muchas cosas, instituciones, convicciones, personas, poderes. Para que sea menos complicado el discurso yo la voy a llamar "la situación" y vos sabrás que quiero hablar de la escena en contra de la cual luchás. Ahora te hago esta objeción. La "situación", con todos los males que decís, contiene todo lo que te permite ser Pasolini. Quiero decir: tuyo es el mérito y el talento. ¿Pero los instrumentos? Los instrumentos son de la "situación". Editorial, cine, organización, hasta los objetos. Pongamos que el tuyo sea un pensamiento mágico: hacés un gesto y todo eso que detestás desaparece. Todo. ¿Y vos? ¿No te quedarías solo y sin medios? Quiero decir medios expresivos...

- Sí, entendí. Ese pensamiento mágico no sólo lo intento sino que lo creo. No en el sentido de médium sino porque sé que golpeando siempre sobre el mismo clavo puede derribarse una casa. Un buen ejemplo lo da la extrema izquierda, cuatro gatos que logran mover la conciencia de un país. A gran escala, el mejor ejemplo proviene de la historia. El rechazo fue siempre un gesto esencial. Los santos, los ermitaños, también los intelectuales. Los pocos que hicieron la historia son los que dijeron no, nunca los cortesanos. El rechazo, para funcionar, debe ser grande, total -no sobre este o aquel punto-, absurdo -no de sentido común. Eichmann, amigo, tenía mucho sentido común. ¿Qué le faltó? Decir no, pero decir no cuando estaba en lo alto, cuando lo que hacía era sólo burocracia. A lo mejor incluso habrá dicho a los amigos: a mí ese Himmler no me gusta. Habrá murmurado como se murmura en los editoriales, en las redacciones, en el mundo del amiguismo y en la televisión. O también se habrá rebelado porque este o aquel tren se paraba una vez al día para las necesidades y el pan y el agua de los deportados, cuando hubieran sido más funcionales o más económicas dos paradas. Pero nunca bloqueó la maquinaria. Entonces los problemas son tres. Cuál es, como decís vos, "la situación", por qué se debería pararla o destruirla y cómo. 

 - Eso es, describí "la situación". Sabés perfectamente que tus intervenciones y tu lenguaje tienen el efecto del sol que atraviesa el polvo. Es una imagen bella, pero se entiende poco. 

- Gracias por la imagen del sol, pero pretendo mucho menos. Pretendo que mires a tu alrededor y te des cuenta de la tragedia. ¿Cuál es la tragedia? La tragedia es que ya no somos seres humanos, somos extrañas locomotoras que chocan unas contra otras. Y nosotros, los intelectuales, miramos el horario de trenes del año pasado o de hace diez años y decimos: qué raro, esos dos trenes no pasan por ahí, ¿cómo es que chocaron? O el maquinista se volvió loco o es un criminal aislado o se trata de un complot. El complot, sobre todo, nos gusta hasta el delirio. Nos libera de todo el peso de enfrentarnos solos a la verdad. ¡Qué bien si mientras nosotros estamos aquí charlando alguno en el sótano está haciendo planes para deshacerse de nosotros! Es fácil, sencillo, es la resistencia. Perderemos algunos compañeros y después nos organizaremos y sacaremos de en medio a los otros, ¿no te parece? Yo sé que cuando dan en televisión ¿Arde París? todos están frente el televisor con lágrimas en los ojos y unas ganas locas de que la historia se repita, bella, limpia. Un efecto del tiempo es que lava las cosas, como las fachadas de las casas. Simple; yo acá, vos allá. No hagamos bromas con la sangre, el dolor o la fatiga que la gente pagó entonces por elegir. Cuando estás con la cara aplastada contra aquel momento de la historia, elegir es siempre una tragedia. Pero, admitámoslo, era más sencillo. El hombre normal consigue rechazar al fascista de Salò o al nazi de las SS con la ayuda del valor y de la conciencia. Pero ahora no. Uno se te acerca vestido de amigo, es gentil, cortés y colabora -pongamos que en la televisión- por ir tirando o porque no es un delito. El otro te sale al encuentro o se te echa encima con sus chantajes ideológicos, sus sermones, sus prédicas, sus anatemas, y sentís que también son amenazas. Desfilan con banderas y consignas, pero ¿qué los separa del poder?

- ¿Qué es el poder, según vos, dónde está, dónde se encuentra, cómo lo sacás de su madriguera?

- El poder es un sistema de educación que nos divide en sojuzgados y sojuzgadores. Pero cuidado: un mismo sistema educativo nos forma a todos, desde las llamadas clases dirigentes hasta los pobres. Por eso todos quieren las mismas cosas y se portan de la misma manera. Si tengo en las manos una gerencia o una operación financiera, los uso. Si no lo tengo, uso una barra de hierro. Y cuando uso una barra de hierro hago uso de mi violencia para obtener lo que quiero. ¿Por qué lo quiero? Porque me dijeron que es una virtud quererlo. Soy asesino y soy bueno.

- Te acusaron de no distinguir política e ideológicamente, de haber perdido el sentido de la diferencia profunda que tiene que haber entre fascistas y no fascistas, por ejemplo entre los jóvenes.

- Por eso te hablaba del horario de trenes del año pasado. ¿Nunca viste esas marionetas que hacen reír tanto a los chicos porque tienen el cuerpo para un lado y la cabeza para otro? Me parece que Totò hacía un truco parecido. Así veo yo la inmensa tropa de intelectuales, sociólogos, expertos y periodistas de las intenciones más nobles: las cosas suceden acá y la cabeza mira hacia allá. No digo que no exista el fascismo. Digo: dejen de hablarme del mar mientras estamos en la montaña. Este es un paisaje distinto. Aquí existe el deseo de matar. Y este deseo nos ata como hermanos siniestros de un fracaso siniestro de todo un sistema social. También a mí me gustaría que todo se resolviese con aislar a la oveja negra. Yo también veo las ovejas negras. Veo muchas. Las veo todas. Éste es el problema, ya se lo dije a Moravia: por la vida que llevo pago un precio... Es como alguien que baja al infierno. Pero cuando vuelvo -si es que vuelvo- vi otras cosas, más cosas. No digo que tengan que creerme. Digo que tiene que cambiar continuamente de discurso para no enfrentarse a la verdad.

- ¿Y cuál es la verdad?

- Siento haber usado esta palabra. Quería decir evidencia. Dejá que ponga otra vez las cosas en orden. Primera tragedia: una educación común, obligatoria y equivocada que nos empuja a todos a la competición por tenerlo todo a toda costa. A esta arena nos empuja como una extraña y oscura armada en la que unos tienen los cañones y otros tienen las barras de hierro. Entonces, una primera división, clásica, es "estar con los débiles". Pero yo digo que en cierto sentido todos son débiles porque todos son victimas. Y todos son culpables porque todos están listos para el juego de la masacre con tal de tener. La educación recibida fue tener, poseer, destruir.

- Entonces dejá que vuelva a la pregunta inicial. Vos, mágicamente anulás todo. Pero vivís de los libros, y necesitás inteligencias que lean. Es decir, consumidores educados del producto intelectual. Hacés cine y necesitás disponer no sólo de grandes salas, por lo general tenés mucho éxito popular, sos consumido ávidamente por tu público, pero también disponés de una gran maquinaria técnica, organizativa, industrial que hay en el medio. Si sacás todo eso, con una especie de monaquismo mágico de tipo paleocatólico y neochino, ¿qué te queda?

- A mí me queda todo, o sea, yo mismo, seguir vivo, estar en el mundo, ver, trabajar, comprender. Hay cientos de maneras de contar las historias, de escuchar las lenguas, de reproducir los dialectos, de hacer el teatro de títeres. A los otros les queda mucho más. Pueden plantarse, cultos como yo o ignorantes como yo. El mundo se hace grande, todo pasa a ser nuestro y no tenemos que usar ni la bolsa, ni la gerencia ni la barra de hierro para depredarnos. Mirá, en el mundo que muchos de nosotros soñábamos estaba el patrón infame con sombrero de copa y los bolsillos llenos de dólares y la viuda demacrada que pedía justicia con sus niños. El buen mundo de Brecht, en suma.

- Es como decir que sentís nostalgia por aquel mundo.

- ¡No! Tengo nostalgia de la gente pobre y verdadera que peleaba para derribar a aquel patrón sin convertirse en aquel patrón. Como estaban excluidos de todo, nadie los había colonizado. Yo tengo miedo de estos rebeldes idénticos al patrón, los saqueadores que quieren todo a toda costa. Esta oscura obstinación en la violencia total no deja ver ya de qué signo sos. A cualquiera que lleven al hospital al final de su vida le interesa más -si tiene todavía un soplo de vida- lo que tienen que decir los médicos sobre sus posibilidades de vivir que lo que le puedan decir los policías sobre la mecánica del delito. Me parece que hemos definido lo que vos llamás la situación. Es como cuando en una ciudad llueve y se desbordan las alcantarillas. El agua sube, es un agua inocente, agua de lluvia, no tiene ni la furia del mar ni la maldad de las corrientes de un río. Pero por la razón que sea no baja, sube. Es el mismo agua de lluvia de muchos versitos infantiles y de la musiquita de "Cantando bajo la lluvia". Pero sube y te ahoga. Si llegamos a este punto, yo digo: no perdamos el tiempo en poner una etiqueta aquí y otra allá. Veamos cómo se destapa esta maldita bañera, antes de que nos ahoguemos todos.

- Y vos, por eso, querrías que todos fuesen pastorcitos sin enseñanza obligatoria, ignorantes y felices.

- Dicho así sería una estupidez. Pero la llamada enseñanza obligatoria fabrica a la fuerza gladiadores desesperados. La masa se hace más grande, como la desesperación, como la rabia. Admitamos que yo estuve fuera de tono, aunque no lo creo. Decime otra cosa. Se entiende que añoro la revolución pura y directa de la gente oprimida que tiene el único objetivo de hacerse libre y dueña de sí misma. Se entiende que me imagino que pueda todavía llegar un momento así en la historia italiana y en la del mundo. Lo mejor de lo que pienso podrá hasta inspirarme uno de mis próximos poemas. Pero no lo que sé y lo que veo. Quiero decir con toda franqueza: yo bajo al infierno y sé cosas que no molestan la paz de otros. Pero presten atención. El infierno está subiendo también entre ustedes. Sus ganas, su necesidad de golpear con la barra de hierro, de agredir, de matar, es fuerte y es general. No será por mucho tiempo la experiencia privada y peligrosa de quien, cómo decirlo, tocó la vida violenta. No te hagas ilusiones. Ustedes, con la escuela y la televisión son los grandes conservadores de este orden horrendo basado en la idea de poseer y en la idea de destruir. Dichosos ustedes que se quedan tan felices cuando pueden poner una etiqueta apropiada al crimen. A mí esta me parece otra de las muchas operaciones de la cultura de masas. Como no podemos impedir que pasen ciertas cosas, nos tranquilizamos encasillándolas.

- Pero abolir tiene que decir a la fuerza crear, si no también sos un destructor. Los libros por ejemplo, ¿qué será de ellos? No quiero hacer el papel de quien se angustia más por la cultura que por la gente. Pero esta gente salvada en tu visión de un mundo diferente ya no puede ser primitiva. Si no queremos utilizar frases hechas, una indicación sin embargo tiene que existir. Por ejemplo, en la ciencia ficción, como en el nazismo, se queman siempre los libros como gesto inicial de exterminio. Cerradas las escuelas, clausurada la televisión, ¿cómo animás tu belén?

- Creo haberme explicado ya con Moravia. Cerrar en mi lenguaje quiere decir cambiar. Cambiar pero de modo tan drástico y desesperado como drástica y desesperada es la situación. Lo que impide un verdadero debate con Moravia, pero sobre todo con Firpo, por ejemplo, es que parecemos personas que no ven la misma escena, que no conocen a la misma gente, que no escuchan las mismas voces. Para ustedes una cosa ocurre cuando es una crónica, hecha, maquetada, editada y titulada. ¿Pero qué hay abajo? Acá falta el cirujano que tenga el coraje de examinar el tejido y de decir: señores, esto es cáncer, no una cosita benigna. ¿Qué es el cáncer? Es una cosa que cambia todas las células, que las hace crecer todas de forma enloquecida, fuera de cualquier lógica precedente. ¿Es un nostálgico el enfermo que sueña con la salud que tenía antes, aunque antes fuera un estúpido y un desgraciado? Antes del cáncer, digo. Es decir, antes de todo será necesario hacer no sólo un esfuerzo para tener la misma imagen. Yo oigo a los políticos con sus formulismos, todos los políticos, y me vuelvo loco. No saben de qué país están hablando, están tan lejos como la luna. Y los literatos. Y los sociólogos. Y los expertos de todos tipo.

- ¿Por qué pensás que para vos ciertas cosas están más claras?

- No quisiera hablar más de mí, quizás hablé incluso demasiado. Todos saben que mis experiencias las pago personalmente. Pero están también mis libros y mis películas. Quizás soy yo quien se equivoca. Pero sigo diciendo que estamos todos en peligro.

[Al día siguiente, domingo, el cuerpo sin vida de Pasolini estaba en la morgue de la policía de Roma].

jueves, 11 de abril de 2024

Neil Young: "Estoy aquí por la música"

A sus 77 años, el cantante canadiense estrena Worl Record, su 42° disco en estudio 

Poco después de las 11, el viejo llega con unos minutos de retraso y sonríe pidiendo unos minutos más: "Tengo unos huevos en camino", explica. Luego se acerca al piano en la esquina de la habitación. Tan pronto como sus manos tocan las teclas, la melodía que llena la habitación es quebrada, juguetona, hermosa, inconfundiblemente suya, como si estuviera firmando su nombre en una pizarra: Neil Young está en el edificio.

Ese edificio es el estudio Shangri-La de Rick Rubin, en lo alto de una colina con vistas a la playa de Zuma. Hoy Neil Young viste franela oscura, jeans gris oscuro y cómodas zapatillas para caminar, y un sombrero negro sobre su largo y fino cabello gris. El alfiler en la banda del sombrero dice "CANADÁ". Huele como si alguien tuviera parte de un porro en el bolsillo. Tiene 77 años menos una semana y, visto de perfil, parece el retrato que usarían si pusieran la cara de Neil Young en la cara de una moneda. Tiene los mismos ojos salvajes de siempre, la misma sonrisa de bombardero.

Young no ha vivido en Malibú desde 2018, cuando él y su esposa Daryl Hannah perdieron su casa en el incendio de Woolsey. Pero el lugar está muy presente en su mitología. Pasó un tiempo aquí en la década de 1960, con Buffalo Springfield; él y Crazy Horse grabaron el notable Zuma aquí en 1975. En ese momento, Shangri-La era el estudio y la casa club de la banda y, cuando Young vivía a solo unos minutos de PCH en Sea Level Drive, ocasionalmente pasaba por allí para quedarse juntos y tocar. (Hasta donde todos saben, nada de esto fue grabado, lo que puede sugerir lo bien que lo pasaron todos).

Young y Rubin (que compraron Shangri-La en 2011) han sido amigos durante años y han grabado juntos antes, pero el nuevo World Record, el álbum de estudio número 42 de Young, que sale esta semana, es el primer lanzamiento de Young que tiene a Rubin como productor. Rubin describe su participación como una feliz coincidencia. "Se suponía que debía estar en el otro lado del planeta grabando otro proyecto y el universo puso obstáculos para evitar que eso sucediera", dijo Rubin en una entrevista por correo electrónico. "Neil me llamó justo cuando mis planes de viaje cambiaron. Intervención divina".

Cuando se presenta el momento, lo sigues: este siempre ha sido el camino de Neil y sigue siéndolo. La mayoría de las canciones de World Record le llegaron a Young mientras paseaba a sus perros en Colorado el invierno pasado. "Fue increíble porque caminaba sin pensar en nada" dice Young. "Cada día había una nueva melodía. Salía del aire, y eso es inusual". Capturó los primeros demos usando la "pequeña y divertida cámara pixelada" de su teléfono plegable y luego escribió la letra, rápidamente, en aproximadamente dos días.

Cuando él y los miembros de Crazy Horse (el bajista Billy Talbot, el baterista Ralph Molina y el guitarrista Nils Lofgren) se reunieron en el Shangri-La, Young compartió sus demos con la banda a través de una serie de llamadas. Pero llegó sin ideas preconcebidas sobre cómo debería sonar el disco. "Las canciones llevaron a Neil a donde quería ir, puedes escucharlo", dice Rubin, quien señala que la grabación tomó alrededor de tres semanas, pero la mayoría de las tomas que terminaron en el álbum se hicieron en la primera semana.

Como ocurre con muchos de los álbumes de Young del siglo xxi, desde The Monsanto Years de 2015, que criticaba la agroindustria, hasta Colorado de 2019, el tema general es el medio ambiente, cuya difícil situación preocupa a Young más que nunca. Pero esta vez canta sobre más de lo que podría ser posible: cielos despejados, agua limpia, un mundo sin guerra. Hace toda una vida, la burla de Young anticipaba el punk; a sus 80 años se atreve a soñar con una humanidad unida y una naturaleza que cura, como si el tiempo no le hubiera privado de nada, salvo de su cinismo.

 

- Dijiste que este álbum comenzó con canciones que te encontrabas silbando mientras caminabas por el campo. ¿Dónde?

- En una caminata que hacía todos los días, tres o cuatro millas, en las Montañas Rocosas, a aproximadamente 8000 pies, en la nieve.

- ¿Tenías algún destino en particular?

- Teníamos una especie de punto final, porque alguien me encontraría allí y había un tiempo aproximado en el que probablemente llegaría: si no lo hacía, vendrían a buscarme. Teníamos un plan.

- ¿Sucede a menudo que te vienen a la mente canciones cuando no tienes un instrumento en la mano?

- No tengo un método. Cuando eso sucede, dejo de hacer todo lo demás. Pase lo que pase, si tengo una melodía en mi cabeza que no desaparece, encuentro una manera de dejarla. Para mí es un regalo que no puedo ignorar.

- ¿Pero era inusual encontrar de repente todas estas canciones a la vez?

- Ni siquiera lo pensé. Salieron con tanta naturalidad... Es casi como si alguien más las hubiera escrito. Como si lo hubiera hecho un escritor fantasma. Y nunca lo cuestioné. Tenía todas las melodías y luego, alrededor de la luna llena de abril, en dos días, escribí todas las letras. Y nunca cambié nada. Ni un signo de puntuación, ni una palabra, nada. Es muy inusual.

- Lo curioso es que, incluso si las creaste de una manera deliberadamente azarosa, hay una cohesión temática en estas canciones. Una vez hiciste un disco llamado Living With War, esto podría llamarse Vivir con el Cambio Climático. ¿Es eso todo lo que tienes en mente estos días?

- Tengo muchas cosas así en mi cabeza. Mucha gente dice que estamos en el fin de nuestra civilización. Lo siento muy fuerte a mi alrededor. El clima está cambiando tan rápido... Ni siquiera nos damos cuenta de lo rápido que está sucediendo. Y creo que esa es la raíz de gran parte de la ira que sentimos. Todo es miedo. No creo que tengamos miedo de que ciertas personas entren y destruyan las vidas de los blancos. Creo que todo el mundo tiene miedo de lo mismo: de lo que está pasando en el planeta. Por eso me gusta la idea de que todos se den cuenta de esto y se unan. Me imagino a los líderes mundiales hablando juntos en el mismo escenario, contándole al mundo lo que está sucediendo. Dejemos de competir entre nosotros e intentemos salvar nuestros propios culos y salvar el planeta.

- Eso es lo interesante de este disco. Hay muchos motivos para ser cínico y pesimista sobre este tema, pero cantá a la esperanza.

- Oh, sí, siento mucha esperanza. Las cosas podrían cambiar rápidamente. Pero debemos dar un paso atrás y amar la tierra en todas las formas que podamos. Los coches eléctricos son algo bueno pero no son la solución. La mayor causante al cambio climático es la agricultura industrial. Tenemos mucha gente, pero no necesitamos utilizarla para alimentarla. Los utilizamos para hacer una fortuna en nutrición. En lugar de amontonar cerdos unos encima de otros en un edificio de metal con ventiladores y antibióticos para comer salchichas Oscar Mayer, debemos dejar que los cerdos salgan, caminen y hagan agujeros en la tierra con sus patas. Entonces cuando llueve, se forman pequeños agujeros y el agua se mete. Hay muchas razones por las que esto ayudaría. Y luego los cerdos orinan por todas partes. Eso también termina en la tierra. Entonces en lugar de tener tierra estéril, metes la mano en ella y hay gusanos. Está viva. Estamos haciendo todo al revés porque pensamos que podríamos hacer una fortuna. Y hicimos una fortuna. Pero ahora tenemos que pagar los atrasos.

- Cumplirás 77 años en aproximadamente una semana. Parecés más un hippie que cuando tenías 22 años.

- Lo tomaré como un cumplido. Sólo tenemos que hacer lo más natural. Y este es precisamente el significado de World Record. Si avanzamos juntos, podremos lograrlo. Ésta es la fuerza que nunca hemos ejercitado.

-Ya sea con la agricultura industrial o con todo el trabajo que realizaste para respaldar la música digital de alta resolución, parece que estás tratando de hacer que la gente comprenda la misma verdad: que las ganancias a corto plazo tienen consecuencias de largo alcance. Con lo digital, se trataba de sacrificar la calidad del sonido para vender más iPods y iPhones...

- Hay 5.000 canciones en ese dispositivo y todas suenan como la mierda. Cada una de ellas. Porque tienes menos del 5% de los datos necesarios para escucharlos. En analógico cada parte del sonido estaba presente. Eso es lo analógico. No se divide en trozos pequeños. Es malo lo que ha hecho lo digital. Feo.

Neil Young, Malibu, 1967

- No quiero ponerme morboso, pero estás a punto de cumplir 77 años. Si ocurriera uno de estos cambios, ¿crees que estarías aquí para verlo?

- La vida es algo extraño. No puedo saberlo. Estoy feliz de estar aquí hoy y sé que en algunos aspectos no soy tan sólido como solía ser. Sin embargo, en otros aspectos soy más sólido que antes. Una parte de mí dice que ya no quiero hacer más giras. No tengo ganas ahora. Pero por otro lado, ¿y si quisiera? Así que por el momento no tengo ideas al respecto. Pero si tuviera que hacer una gira, sólo iría a lugares que sirvan comida de granjas locales. Yo sé esto. Estoy trabajando con algunas personas para intentar hacer eso, pero aún no sucedió. Así que no lo haré hasta que suceda. Y tal vez para entonces ya no quiera hacerlo más. Podría hacer otra cosa. Acabo de escribir otro libro. Lo estoy editando ahora. Su nombre es Canarias.

- ¿Es esta tu novela de ciencia ficción?

- Sí. Trabajé en ello durante un año y medio. Es tan grande. Ni siquiera puedo describirlo.

- Durante la última década publicaste mucha música inédita: dos cajas de Neil Young Archives y más, así como algunos álbumes auténticos que nunca habían visto la luz. Al preparar este material para su publicación, ¿qué aprendiste sobre vos o tu trabajo?

- Me alegro de haber seguido moviéndome. No pude terminar algunas cosas porque estaba ocupado con otra cosa.

-Cuando dejabas las cosas a un lado, ¿era esa la razón?

- Generalmente es porque me distraje con algo nuevo. Pero a veces no quería publicarlos porque sentía que eran demasiado míos y no quería que salieran en ese momento de mi vida. Este fue el caso de Toast [grabado en 2000 y 2001, inédito hasta julio de este año]. Y es sutil. Puedes escuchar Toast y no darte cuenta de lo que estaba pasando. Pero Toast fue un disco muy personal para mí y no lo publiqué durante mucho tiempo. Hay más de este tipo en los archivos. Tengo algo genial por delante, probablemente el año que viene, llamado Mirrorball Live, con Pearl Jam. Hay una película y un álbum. Y otros que no recuerdo. Estoy preparando la lista para el Volumen IV de los Archivos. El Volumen III fue completado y está en producción.

 

- Me aconsejaron que no me detenga demasiado en esto, pero también está a punto de publicarse una edición del 50 aniversario de Harvest.

- Ya. Pasaron cincuenta años desde que hice ese disco.

- Una vez escribiste que Harvest, y en particular “Heart of Gold”, te pusieron “en medio del camino”. ¿Aún lo crees?

- Bueno, el éxito de ese disco... Harvest fue un buen disco, pero no fue mejor que muchos otros. Fue sólo otro disco. Hay otros que son mucho más convincentes. Pero era su momento. Todos estaban listos para hacer Harvest, yo hice Harvest y luego, vaya, mirá lo que pasó. Pero luego seguimos adelante. Tuve que alejarme, eso no es lo que quiero ser.

- Hiciste Harvest Time, el documental que acompaña la nueva reedición de Harvest. ¿Cómo fue verte a tus 26 años siendo entrevistado mientras grababas el disco? ¿Reconociste a ese chico? ¿Sus respuestas, sus pensamientos?

- Algunos. Yo era muy joven, apenas me daba cuenta de lo que estaba pasando en mi vida. Y acababa de tener amor a primera vista. Acababa de estrenar After The Gold Rush, estaba haciendo Harvest y estaba haciendo una película. Entonces estaban sucediendo muchas cosas. Pero es sólo otro disco. Creo que la película cuenta una buena historia sobre la vida en esa época. Y están todos ahí. Está Carrie Snodgress, la mamá de mi hijo Zeke. También está Jack Nitzsche. Todos los Stray Gators  – Tim Drummond, Kenny Buttrey, Ben Keith – están todos ahí. Elliot Mazer, el productor, también está. Esta gente ya no está acá. Todos los que acabo de mencionar.

- ¿Qué efecto tiene darse cuenta de esto?

- No lo sé. No sé qué pensar. A todos les pasará, tarde o temprano. Entiendo que puedo doblar la esquina y me puede pasar algo, pero no pienso en eso. Quiero disfrutar el día e ir a nadar esta tarde. Me caí mientras caminaba hace unas tres semanas y media y me lastimé la rodilla. Y todavía se está curando. Así que quiero meterme en la piscina, usar mi rodilla y ver si funciona.

- Dejaste de fumar marihuana cuando escribiste tu primer libro, Waging Heavy Peace.

- Sí, pero luego comencé a fumar de nuevo. Y luego paré de nuevo. Lo tengo mucho más claro cuando no fumo.

- Dejar de fumar no parece haber afectado su productividad. ¿Influye en tu arte?

- No lo creo. Me gusta el arte cuando estoy colocado. Es gracioso. Es lo mejor. La marihuana existe por una razón. O no está aquí sólo porque no es bueno. Y ya está en las tiendas, si eso significa algo. Casi nunca voy a esas tiendas, porque hay que identificarse y yo no puedo hacer eso. Pero puedo conseguirla. Está por ahí.

- Sí, imagino que ha pasado un tiempo desde que tuviste que preocuparte por eso.

- No tengo ningún problema con eso. No hay ningún problema. Siempre puedo llamar a Willie. ¿No es genial Willie Nelson? Cumplirá 90 años. El año que viene hará un concierto por su cumpleaños. Voy a estar ahí.

- ¡Y todavía suena!

- Suena grandioso. Willie es como una flor. Crece y cambia continuamente.

- A principios de este año eliminaste tu música de Spotify porque creías que era cómplice de la difusión de información errónea sobre las vacunas.

- Sí, es verdad.

- Muchos señalaron en ese momento que tanto vos como Joni Mitchell, que también sacó su música de Spotify, eran sobrevivientes de la polio, una enfermedad que fue erradicada en gran medida gracias a las vacunas. ¿Esto hizo que la decisión fuera más personal para vos?

- Lo que me molestó fue escuchar a los médicos hablar de cómo la gente moría debido a la desinformación, y una de las principales fuentes fue este programa en Spotify. Me desperté y llamé a mi managermanager y le dije: "Frank, saca mis cosas de Spotify". Y todos pensaron que era una broma. Pero poco después se dieron cuenta de que no era así. Me da igual que la mitad de mis ingresos por streaming provengan de Spotify. O mejor dicho, venían. Ahora vienen de otros lugares, porque la gente todavía tiene que tener la música. Dondequiera que lo escuches, suena mejor.  Podés decir lo que quieras de la gente que trabaja en los almacenes y todo eso. La cuestión es que está poniendo en el mercado música digital de alta resolución. Es bueno para la música. Estoy aquí por la música.

- Creo que siempre se trata de descubrir dónde trazar la línea, ¿verdad?

- Sí, es verdad. O cambiar dónde está.


Entrevista realizada por Alex Pappademas para Los Angeles Times.