De qué hablamos cuando hablamos de liberales y otras cuestiones 3
por Juan Manuel Iribarren
Creo que sería bueno cerrar estos apuntes desordenados tratando de ver
al otro economista, el que no es Melconian Espert Broda ni tampoco Kicillof. A mi modo de ver, teatralizando un poco, Miguel Bein parece plantarse en este
punto: ok, no es la economía estúpido, pero tampoco es la política, pavotes,
porque si fuera la política, pavotes, estaríamos sujetos a un ciclo de empleo y
consumo que no se podría sostener por siempre, y que nos llevaría a una crisis,
y, por el otro lado, la agenda electoral determinaría las políticas económicas más
populares, sin tomar en cuenta el largo plazo (varias décadas), y por este medio
se puede hacer mucho y se ha hecho mucho, pero no se puede hacer todo, y eso
siempre pasa así y siempre tenemos que volver a comenzar, por lo que habría que
pasar a un ciclo de inversión y productividad: una versión bastante más
matizada de la frase de Miguel Ángel Broda: la Macro siempre se venga.
Bein comparte presupuestos con los economistas de la oposición: el
kirchnerismo ha sido cortoplacista, ha buscado políticas económicas populares,
pero debido a esto se está quedando sin reservas, y hasta aquí no hay grandes
diferencias entre los discursos; sin embargo, es crucial entender que hay
enormes diferencias entre estos economistas y que estas diferencias esenciales
tienen que ver con los enfoques tanto del pasado como del futuro: para los
economistas de la oposición no existió década ganada, para Miguel Bein la
década fue "recontraganada"; para los economistas de la oposición el
corto plazo fue solo propaganda para la agenda electoral, para Miguel Bein el
corto plazo fue un proceso necesario para incorporar 7 millones de pobres a la
clase media; para los economistas de la oposición la caída de las reservas
demuestra el carácter irresponsable del gobierno, para Miguel Bein la caída de
las reservas no se puede adjudicar del todo al gobierno, sino también a los
procesos de desestabilización contra el gobierno por parte de movimientos especulativos
foráneos.
Ver cómo ven el futuro ambos es
mucho más difícil, ambos quieren inversiones y ambos quieren bajar la inflación:
el tema de las inversiones es complejo de ver, porque no se han pronunciado
demasiado, pero a mi modo de entender Bein piensa en una inversión orientada a
investigación y desarrollo, con el fin de
diversificar las exportaciones y
subir la calidad de empleo, pero también piensa en reducir la inflación a un
dígito de aquí a cuatro años, aunque no creo que piense en un levantamiento del
cepo, ni en un ajuste rápido, ni en privatizaciones, sino en una desaceleración del crecimiento, necesaria para no quedarse sin reservas, y
seguramente también en adquirir algún préstamo importante. En el caso de Melconian Espert Broda, no es
fácil ver qué entienden por inversiones, pero cuando dicen "inversiones", de
acuerdo al credo que profesan suena a privatizaciones para capitalizar, las reservas al
mismo tiempo que levantan el cepo
cambiario. Y, por supuesto, antes de
pensar cómo, ir haciendo crecer las exportaciones gradualmente, reducir la inflación a un dígito en un año por
una liberación del mercado e inversiones del tipo anterior o aún medidas más
arriesgadas; en suma: achicar el gasto público por medio de despidos masivos y algún
panfleto de libre comercio: a mi modo de entender, en nombre del largo plazo
quieren hacer medidas cortoplacistas que reduzcan la inflación y traigan
inversiones, pero en este caso no se ve muy clara cuál es la idea a largo
plazo.
Es decir, se puede inducir fácilmente que para Bein el modelo sería un
país como Corea del Sur (llegar a ser un país desarrollado en 30 años, algo tan
alejado de la sensibilidad argentina, y tan sospechoso de coartada, aunque en su
frase lo deja claro: "uno puede llegar en tren bala al pleno empleo, pero el desarrollo es un tren lechero"). Por esto, la incógnita sería si cree
que puede o no puede hacerlo sin tener que reducir mucho el gasto público, si
tiene alguna idea para un Estado de Bienestar desarrollista al estilo de los
Tigres Asiáticos, o incluso de los países
nórdicos, sin petróleo o con petróleo, aunque esto último por cuestiones
demográficas y culturales sea un poco más difícil. Sin embargo, lo que parece
seguro es que el modelo económico peronista y kirchnerista de consumo y empleo
no es precisamente el que está pensando, aunque esto no es totalmente lo
mismo que descartar el modelo político de justicia social, sino que puede
tratarse de retenerlo sin aumentarlo -o sin priorizarlo- como base para el
desarrollo futuro, ralentizar la economía mientras se generan inversiones y muy
probablemente no incorporar más pobres a la clase media, sino darle prioridad a elevar
el nivel de esa clase media cuidando de no reducirla: el futuro de esto parece
confuso, puede tratarse de una intrincada mayoría de edad como de una trampa
más, es muy difícil analizarlo: la óptica del pensamiento nacional y popular ha
asumido una mayoría de edad prematura, por el gran crecimiento y la profunda
originalidad del modelo, que podría juzgar este intento de retroceso, sin
preocuparse en discernir donde están las causas de este retroceso, si en ideas
económicas, en intereses ajenos al modelo, o en coyunturas económicas creadas
por el modelo. Pero creo que esto es lo que hay, crudo, en el pensamiento de
Bein, posiblemente, la velocidad de la lancha; ahora, es mucho más difícil
pensar en el modelo de Melconian Espert Broda, porque su lenguaje está siempre
generalizando, y se precisa muy poco por medio de sus discursos .Incluso hay
un intento clarísimo de parte de Melconian de no hablar con claridad sobre esto, afirmando que los subsidios generan irritabilidad social, pero lo cuantitativo
está en otra parte. Por supuesto, se trata de ajuste, reducción de
subsidios, despidos, tratados de libre comercio y todo el recetario, así que podría sugerirse que el modelo sería
un país como Colombia, un país con estabilidad monetaria (que justo en estos días
se rompió) por medio de inversiones constantes cuya consecuencia natural sería
la apertura indiscriminada al mundo y el sálvese quien pueda.
Hay otra diferencia más esencial aún: para Bein la época kirchnerista de
crecimiento y pleno empleo se tiene que compaginar con una nueva época de
inversión y productividad; cuando se llega al pleno empleo el motor de la
economía ya no puede ser más el consumo, sino que pasa a ser la inversión, hay
que cambiar la agenda; en tanto que para Melconian Espert y Broda todo ha sido
mal hecho y hay que rehacerlo: lo único que sirve son sus ideas.
Creo que otra diferencia que se puede señalar es que Miguel Bein tiene
algo para decir, y quiere ser entendido, no habla como si estuviera en ámbitos
académicos y el problema de ser entendido fuera del otro, que es el mensaje de
Melconian, por ejemplo, al expresarse: pragmatismo versus dogmatismo.
Esto es sumamente crucial, ya que el kirchnerismo tienes dos bases: una
base histórica heredera de los ideales justicialistas, pero también una base
profundamente original de un modelo que a pesar de las apariencias no se casa
con instrumentos; es decir, exclusivamente pragmático en función de las necesidades
del momento, y mucho más sensible por esto a las inquietudes de la época que
cualquier otro modelo anterior. Quizás hoy sea algo raro de pensar o incluso de
visualizar, porque en Occidente los políticos han desnaturalizado un poco el
término, pero en la historia argentina reciente, desde mediados de siglo pasado
hasta aquí, el pragmatismo brilló por su ausencia: los ideales abrochados a las
recetas ocuparon su lugar. Y ojo, que pragmatismo no significa sentido común,
sino todo lo contrario: las ideas pueden estar sujetas al cambio, no hay
verdades absolutas, y siempre se necesita investigar en función de lo que se
quiere realizar. Sin embargo, creo que Axel Kicillof marca la línea roja que no
se puede cruzar, y justamente lo hace en el mismo recinto del que venimos
hablando, cuando dice frente al Consejo Interamericano de Comercio y
Producción: "Ningún país de fuerte, vigorosa industrialización tardía,periférica, lo hizo sin una decidida y clara intervención de su Estado".
El interrogante que queda pendiente es si de ahora en más se va a hacer
hincapié en el carácter heredero de los ideales justicialistas o en el carácter
pragmático para hacer de la Argentina un país de vigorosa industrialización. Sinceramente, creo que esa es la discusión próxima dentro del kirchnerismo,
porque del mismo modo que es difícil de ver hoy (debido al mito) el carácter
pragmático del modelo, puede que en el futuro sea difícil de ver (debido al
próximo mito) el carácter justicialista de su continuidad.
Del otro lado sólo hay palabras sueltas, y es interesante ver cómo la
prensa mima a los economistas que hablan
con tecnicismos, como si el complejo de inferioridad intelectual del que
padecen muchos periodistas no encontrara mejor lugar para verse reflejado que
en el vacío de ideas que esconden los tecnicismos. Y que, al poder
compartir con los periodistas, los pone a hablar de lo mismo que es, en último
lugar, la imposición ideológica de la que no quieren hacerse cargo: la fuerza
de los intereses privados en sus palabras.
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